Montserrat Diosdado García, Directora Ejecutiva de Chapter Zero Chile.
El inicio de la COP30 en Belém nos recuerda que la crisis climática se resuelve con decisiones de alto impacto. En el marco de la #COP30 que se celebra estos días en Bélem, y mientras el debate global se centra en definir las directirices de implementación, financiamiento y adaptación climática, vale la pena preguntarse si los cambios a nivel personal tienen efectividad en lo que acción climática respecta.
En ese marco, un análisis del World Resources Institute (WRI) obliga a los directorios a confrontar una verdad incómoda: el foco en el cambio individual tiene un límite. El informe “The effective impact of behavioral shifts in energy, transport, and food” analiza las mejores decisiones que los individuos podemos adoptar para reducir nuestra huella de carbono a nivel personal.
Combinando estimaciones sobre la posible reducción de emisiones si se realizan cambios de comportamiento a nivel individual, con estudios que evalúan la eficacia real de esos hábitos en materia de energía, transporte o alimentación, son cuatro los cambios prioritarios que el WRI identifica y que debemos poner en marcha para que nuestro impacto personal en el medioambiente se reduzca:
- Priorizar transporte público, bicicleta o auto eléctrico.
- Reducir los viajes en avión y preferir trasportes como el tren.
- Instalar placas solares y reducir uso de combustibles fósiles en casa.
- Reducir consumo de productos de origen animal (carnes/lácteos).
Sin embargo, el WRI es contundente y concluye que, en la práctica, las medidas adoptadas por los ciudadanos solo pueden conseguir una reducción del 10% de las emisiones que requiere la crisis. El 90% restante sigue dependiendo de los grandes emisores, algunos hoy ausentes de la mesa de discusión o cuyos compromisos climáticos resultan insuficientes para alcanzar las metas globales acordadas hace diez años en París.
Además, para que las personas puedan adoptar las alternativas de alto impacto antes mencionadas, el Estado y las empresas deben crear las condiciones que hagan viables esas opciones. Esto significa desde invertir y proveer infraestructura de trenes, transporte público eficiente y redes de carga eléctrica, hasta acelerar la descarbonización de la matriz energética para que la instalación de placas solares y la reducción de combustibles fósiles en los hogares sea accesible.
Desde los directorios, y como venimos impulsando en Chapter Zero Chile, el liderazgo debe enfocarse en fomentar los cambios estructurales necesarios y, junto con el estado, crear las condiciones de mercado e infraestructura que permitan a las personas tomar las decisiones de bajo carbono más efectivas. Y es por eso que seguimos el desarrollo de esta COP30 con tanta atención.
Hoy la verdadera ventaja competitiva reside en liderar la transformación de los sistemas, asumiendo la responsabilidad de crear un entorno que permita y premie las decisiones de bajo carbono. Porque si bien el accionar individual cuenta, son en las grandes decisiones de inversión y estrategia, donde se gana o se pierde la batalla climática.