Joan Melé: Liderar con conciencia y poner la sostenibilidad en el centro de los directorios

Joan Melé es Presidente de la Fundación Dinero y Conciencia y de la Fundación Banca Ética, además de líder de BELAT (Banca Ética Latinoamericana). Con más de cuatro décadas de trayectoria en el sector financiero, ha dedicado los últimos años a promover un modelo de banca consciente que pone en el centro al ser humano y al planeta. También es conferencista internacional, escritor y formador de líderes empresariales en temas de ética, sostenibilidad y transformación cultural.

Melé destaca por su rol pionero en la creación y consolidación de proyectos de banca ética en Europa y América Latina, y por su capacidad para impulsar una visión económica que trasciende la rentabilidad, integrando propósito y responsabilidad social en el quehacer empresarial.

Su propósito es contribuir a la construcción de una economía consciente, donde los directorios y las empresas asuman un liderazgo transformador capaz de generar valor integral para las personas, la sociedad y el medioambiente.

Desde su experiencia liderando con conciencia, ¿cómo puede el directorio asegurar que la cultura de sostenibilidad permee toda la organización y no se limite a una iniciativa de un área específica?

El directorio puede lograr que la sostenibilidad permee toda la organización si se convierte en un referente vivo y auténtico de estos valores, no sólo en el discurso, sino también en las decisiones estratégicas que toma.

Aquí algunos enfoques clave para lograrlo:
• Incorporar la sostenibilidad en la estrategia corporativa, no como algo paralelo, sino como núcleo transversal para evaluar riesgos, inversiones y desempeño.
• Definir principios y valores éticos que orienten la cultura organizacional, alineando propósito, visión y acción.
• Impulsar la escucha activa, tanto con colaboradores como con stakeholders externos, para adaptar la cultura a desafíos reales del entorno.
• Formación consciente en todos los niveles, desde el directorio hasta los equipos operativos, para generar compromiso genuino.
Claro que lo más importante es actuar con coherencia. Porque cuando el directorio integra la sostenibilidad en cada decisión, esa convicción se irradia hacia toda la organización.

Considerando la evolución de las expectativas y exigencias de los stakeholders y los riesgos reputacionales, ¿cuál es su visión respecto a que el directorio salga a comunicar activamente sus compromisos y avances en sostenibilidad?

El silencio del directorio frente a la sostenibilidad ya no es una opción. Hoy más que nunca, los stakeholders —colaboradores, clientes, inversionistas, comunidad— no solo observan lo que la organización o las empresas hacen, sino cómo lo comunican.
Una actitud más activa del directorio refuerza la coherencia entre el decir y el hacer, construyendo confianza desde la autenticidad.
Más que una estrategia de marca, comunicar activamente desde el directorio es un acto de liderazgo responsable y transformador. Lo que no se comunica, no existe… al menos no con impacto.


Desde su experiencia, ¿qué capacidades requiere un director en la actualidad para ser verdaderamente efectivo y liderar empresas conscientes?

Trabajo interior de autoconocimiento y transformación personal.
Apertura al diálogo: para comprender a fondo a sus equipos, comunidades y entorno, más allá de las metas.
Conciencia del impacto: entender que cada decisión financiera, operativa o comunicacional tiene consecuencias sociales, ambientales y culturales.
Ejemplo: liderar desde el ser, no solo desde el saber
Visión sistémica: ver la empresa como un organismo interdependiente que forma parte de un ecosistema más amplio.
“Un director consciente no lidera con respuestas, sino con preguntas que despiertan propósito y transformación.”


Desde la experiencia en Banca Ética y finanzas conscientes, uno de los mayores desafíos culturales en los directorios es la separación entre propósito y rentabilidad. Aún persiste la creencia de que integrar sostenibilidad podría implicar sacrificar rendimiento financiero, cuando en realidad, es una oportunidad estratégica para generar valor integral y resiliencia a largo plazo.

Toda la economía moderna, desde Adam Smith, se fundamenta en un criterio, que se ha convertido en dogma: “maximizar los beneficios”, criterio que ha llevado a la obsesión por el crecimiento. Pero, si observamos la naturaleza, y al propio ser humano, hay un período de crecimiento, y luego debe venir un período de maduración y luego otro para dar frutos. Nuestra economía no puede seguir creciendo ilimitadamente, en primer lugar, porque no es sostenible, y en segundo, porque no tiene sentido.

Nos encontramos ante el desafío de un cambio de modelo “copernicano”: el dinero y el crecimiento no pueden seguir siendo el centro de la economía, ahora el foco debe estar en el ser humano y en la Tierra. Hizo falta mucho tiempo para que la sociedad aceptara que la Tierra no era el centro del Sistema Solar, sino que lo era el Sol; necesitamos que no pase tanto tiempo para que la humanidad acepte el nuevo paradigma de la conciencia.

Hay tres fenómenos que no contribuyen a ese cambio de conciencia:
• La cultura del corto plazo limita la posibilidad de adoptar visiones transformadoras, e impactos duraderos.
• Falta una comprensión profunda del impacto, más allá de los informes ESG. Se necesita integrar la sostenibilidad como lógica de negocio, no como exigencia externa.
• La resistencia al cambio en algunos directorios que ven la sostenibilidad como una carga, en lugar de un camino hacia la innovación y la diferenciación.
La transformación entonces de los directorios comienzan cuando se hacen preguntas incómodas, revisando sus paradigmas y conectando con el propósito que dio origen a sus empresas.

La inacción climática es un riesgo en sí mismo. En su opinión, ¿cuál es el costo real y menos visible de la inacción para las empresas chilenas en el contexto actual, más allá de las multas o la pérdida de reputación? ¿Cómo pueden los directores comunicar eficazmente este riesgo al resto de la organización y a los accionistas?

El costo más profundo de la inacción climática para las empresas chilenas y del mundo en general es la pérdida de relevancia. No se trata solo de multas o reputación, sino de:
• La ruptura con los nuevos consumidores, que priorizan productos y marcas alineadas con el cuidado del planeta.
• Fuga de talento busca trabajar en organizaciones con propósito
• Obsolescencia del modelo de negocio, al no adaptarse a un entorno que exige innovación regenerativa.
• Exposición a riesgos como interrupciones de suministro, eventos climáticos extremos o incertidumbre regulatoria.

Para comunicar estos riesgos eficazmente, el directorio debe: hablar de resiliencia, innovación, futuro, no de temas “verdes”. Usando ejemplos concretos y cercanos, de industrias que han perdido competitividad por no adaptarse a los cambios climáticos o regulatorios. Vinculando el impacto climático con los resultados financieros y la supervivencia empresarial, mostrando que la sostenibilidad es inteligente. Conversando desde el propósito, preguntando: ¿para qué existimos? ¿Qué legado queremos dejar?
La acción climática es responsabilidad ética y estratégica.

Para un director que aún está explorando cómo integrar plenamente la sostenibilidad en las decisiones estratégicas de inversión, ¿cuál sería el primer paso que podría tomar para iniciar o acelerar este proceso dentro de su directorio?

El primer paso clave para un director que busca integrar la sostenibilidad es reconectar el propósito de la empresa con sus decisiones de inversión. Eso significa preguntarse no sólo qué es rentable, sino para qué se invierte y a quién beneficia esa rentabilidad.

Algunas acciones iniciales podrían ser promover conversaciones del tipo: ¿Qué impacto tiene nuestro portafolio de inversiones? ¿Qué queremos transformar a través del capital? Incorporar criterios éticos en la evaluación de proyectos, más allá de los indicadores ESG tradicionales.
Buscar alianzas con expertos en finanzas sostenibles, como fondos de inversión éticos o instituciones que ya han transitado este camino.Incluir la sostenibilidad como eje de la agenda del directorio, como lente para evaluar toda decisión relevante.
“El primer paso hacia decisiones de inversión sostenibles es reconectar el capital con el propósito. Cuando el directorio invierte con conciencia, transforma la estrategia en impacto.”

En un contexto global donde la sostenibilidad se vuelve ineludible, ¿cómo debe un directorio garantizar que la visión y los valores de la empresa se cumplan y tengan también un impacto positivo real en la sociedad y el medio ambiente?

No basta con declarar valores: estos deben traducirse en decisiones, políticas y resultados tangibles que transforman tanto la organización como su entorno.
Para lograrlo, el directorio puede:
• Anclar la sostenibilidad al propósito corporativo, asegurándose de que esté integrada en la estrategia y no como un anexo reputacional.
• Asignar gobernanza clara, con comités que miden y reportan impactos sociales y ambientales con la misma rigurosidad que los financieros.
• Impulsar evaluación integral, que evalúen el éxito en términos de bienestar colectivo, regeneración ecológica e inclusión.
• Cuidar la cultura organizacional, fomentando una ética del cuidado
“El verdadero liderazgo se mide cuando el directorio convierte valores en acción y propósito en impacto real para la sociedad y el planeta.”