Por: Dina Mex, Directora Ejecutiva Kolibrí y miembro de Chapter Zero Chile
¿Están nuestras empresas preparadas para el mayor desafío de nuestra era?
“El cambio climático tiene efectos negativos sobre el PIB”, así lo afirma un reciente estudio[1] – enero 2024 – del Banco Central, en el que se analizó el impacto que ha tenido el cambio climático en la actividad económica chilena, profundizando en cada una de las industrias del PIB de Chile, considerando los efectos evidenciados frente a cambios en la temperatura y en las precipitaciones en diferentes regiones del país.
“Existe gran heterogeneidad en los impactos que el cambio climático puede generar en la economía chilena. En específico, un aumento de la temperatura tiene un impacto negativo y significativo en la actividad económica para la gran mayoría de las industrias del PIB de Chile. Por otro lado, una caída en las precipitaciones afecta negativamente la actividad en la industria Agropecuaria-silvícola. ” Banco Central de Chile 2024
En mi experiencia asesorando por más de 20 años a empresas, efectivamente los riesgos financieros del cambio climático varían mucho en función del sector económico, no son los mismos riesgos para una Minera, un Banco, una empresa de Transporte, u otra. Siendo los más recurrentes: riesgos operacionales y de infraestructura, riesgo de crédito y mercado, costos de energía y eficiencia, cadenas de suministro vulnerables, costos operativos y de suministro, operatividad del transporte marítimo, volatilidad de la producción agrícola y silvícola, entre otros.
58% de las empresas percibe algún grado de afectación de su empresa por las consecuencias de eventos climáticos extremos, según la encuesta de Percepción de Negocios del Banco Central[2] de mayo de 2023. Donde un 39% percibe un aumento en los costos de los insumos, un 24% en los niveles de venta de los productos o servicios de su empresa, un 19% un aumento en los precios de venta,18% en los niveles de producción (aumento o disminución) y un 17% en los niveles de inversión en su empresa (aumento o disminución), entre otros aspectos.
La urgencia climática se ha hecho evidente en nuestro país. Más allá de las cifras, hay sectores económicos que han tenido que adaptar sus instalaciones para enfrentar olas de calor más agudas y extensas – como es el caso de la transmisión de energía y minería -; otros, han debido de enfrentar las pérdidas de infraestructura por inundaciones (por lluvias, crecidas de ríos, etc) – como es el caso de la industria vitivinícola, de servicios sanitarios, entre otras; incluso más, la proliferación de plantas desaladoras – que es considerada una solución de adaptación a la escasez hídrica – se está transformando en un hecho normal, lejos de la discusión que se tenía 10 ó 20 años atrás en industrias tan dependientes del agua como la minería, la generación de electricidad y el suministro de agua potable, entre otros sectores.
En 2020 la CMF define el Cambio Climático como un Riesgo Financiero
En línea con lo que está ocurriendo, y en un esfuerzo por fomentar la transparencia y promover prácticas sólidas de gobierno corporativo, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) en Chile promulgó a finales del 2021 la Norma de Carácter General (NCG) N° 461, en la que invita a las sociedades anónimas a impulsar la sostenibilidad y el gobierno corporativo, poniéndo énfasis en los riesgos financieros y en una materialidad financiera, reforzando la estrategia de Cambio Climático[3], que la misma CMF generó en 2020, donde lo más importante es la definición del Cambio Climático como un riesgo financiero.
En el contexto de la crisis climática que vivimos, y como miembro Chapter Zero, hago un llamado a los líderes empresariales y los directores de empresas a involucrarse no sólo en la búsqueda de soluciones sostenibles, sino también a mirar los riesgos y oportunidades de la descarbonización. Las empresas tenemos un papel crucial en este esfuerzo global.