A veces se lee con un “buenismo” simpático la necesidad de colaborar. La verdad, es que es una exigencia real o no habrá salida: el futuro está hipotecado si no hacemos ajustes a la forma en que nos relacionamos con el medio ambiente, en cómo mantenemos y hacemos crecer nuestras empresas y a su vez, cómo logramos que el mundo público converse con el privado para trazar una ruta rápida y real.
No obstante, esperar al Estado o al mundo político para comenzar sería un error desde la vereda empresarial: debemos comenzar ya. En medio de debates, por otros asuntos, sobre el rol de los directorios y de sus gerentes generales, es de extrema urgencia que los gobiernos corporativos busquen acciones directas, rápidas, efectivas, reales y que entusiasmen a otros. Colaboremos entre privados y mantengamos la invitación, la cercanía, el entusiasmo de trabajar junto al mundo público.
Esto nos recuerda este 24 de octubre, Día Internacional contra el Cambio Climático: nos apremia asumir un papel activo en la construcción de un futuro más verde y más próspero.
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